domingo, 20 de mayo de 2012


En un tiempo como el nuestro, en el cual hay más crisis de pastores que de ovejas. En un tiempo, en el cual el único problema que tienen muchas ovejas son sus pastores ( y cuando digo pastores digo todos aquellos que de alguna u otra manera desde el mundo adulto tenemos responsabilidades de cuidado, de servicio para con nuestros hermanos: padres, dirigentes sociales, políticos, sacerdotes, etc.); no está de más tener estas duras palabras del Señor como un elemental de examen de conciencia para nuestro modo de ser educadores si queremos vivir el gozo de los que son fieles y no la frustración de los que huyen y abandonan apacentándose a sí mismos.

¿Traducimos en gestos pedagógicos el ser autoridad y compañeros al mismo tiempo?

¿Somos fuertes y valientes para defender a los muchachos y chicas de los peligros que hoy los acechan?

¿Conocemos en profundidad la vida de nuestros alumnos?

¿Los acompañamos teniendo en cuenta la diversidad de situaciones vitales por las que atraviesan?

¿Fortalecemos a los débiles?, ¿vendamos las heridas?, ¿buscamos a los perdidos?

¿Tenemos proyectos para reunirlos en medio de la cultura del fragmento y la dispersión?

¿Queremos con cariño entrañable a cada uno?;  ¿sabemos conducirlos a fuentes de agua viva?, ¿caemos en la tentación de apacentarnos a nosotros mismos?, Es nuestro corazón íntegro?



Sin esta elemental pedagogía del pastoreo arraigada en nuestros corazones se vuelven infecundos e inútiles los esfuerzos, las inversiones, las teorías educativas que sustentan nuestras prácticas, los programas y proyectos innovadores, etc.  Estos se convertirían en medios sin alma, máscaras educativas, formas vacías de quienes ponen cara de que dan pero en el fondo sacan, de quienes ponen cara de compromiso pero en el fondo huyen, de quienes ponen cara de que permanecen y en el fondo hacen “la gran Capitán Shettino” y huyen del barco.

El que apacienta con corazón íntegro y guía con mano inteligente permanece fiel en el servicio que dignifica y acompaña la historia de salvación que se realiza en la vida de cada uno de nuestros alumnos.

Pbro. Lic. Alberto Agustín Bustamante.

Presidente de Consudec

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