En un tiempo como el nuestro, en el cual hay más crisis de pastores que de
ovejas. En un tiempo, en el cual el único problema que tienen muchas ovejas son
sus pastores ( y cuando digo pastores digo todos aquellos que de alguna u otra
manera desde el mundo adulto tenemos responsabilidades de cuidado, de servicio
para con nuestros hermanos: padres, dirigentes sociales, políticos, sacerdotes,
etc.); no está de más tener estas duras palabras del Señor como un elemental de
examen de conciencia para nuestro modo de ser educadores si queremos vivir el
gozo de los que son fieles y no la frustración de los que huyen y abandonan
apacentándose a sí mismos.
¿Traducimos en gestos
pedagógicos el ser autoridad y compañeros al mismo tiempo?
¿Somos fuertes y valientes para defender a los
muchachos y chicas de los peligros que hoy los acechan?
¿Conocemos en profundidad la vida de nuestros
alumnos?
¿Los acompañamos teniendo en cuenta la diversidad
de situaciones vitales por las que atraviesan?
¿Fortalecemos a los débiles?, ¿vendamos las
heridas?, ¿buscamos a los perdidos?
¿Tenemos proyectos para reunirlos en medio de la
cultura del fragmento y la dispersión?
¿Queremos con cariño entrañable a cada uno?; ¿sabemos conducirlos a fuentes de agua viva?,
¿caemos en la tentación de apacentarnos a nosotros mismos?, Es nuestro corazón
íntegro?
Sin esta elemental pedagogía del
pastoreo arraigada en nuestros corazones se vuelven infecundos e inútiles los
esfuerzos, las inversiones, las teorías educativas que sustentan nuestras prácticas,
los programas y proyectos innovadores, etc.
Estos se convertirían en medios sin alma, máscaras educativas, formas
vacías de quienes ponen cara de que dan pero en el fondo sacan, de quienes
ponen cara de compromiso pero en el fondo huyen, de quienes ponen cara de que
permanecen y en el fondo hacen “la gran Capitán Shettino” y huyen del barco.
El que apacienta con corazón íntegro y guía con
mano inteligente permanece fiel en el servicio que dignifica y acompaña la
historia de salvación que se realiza en la vida de cada uno de nuestros
alumnos.
Pbro. Lic. Alberto Agustín Bustamante.
Presidente de Consudec
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